TRENT REZNOR
(Músico, Nine Inch Nails)
(Músico, Nine Inch Nails)
“SÁQUEMOS A ESE INTERMEDIARIO PARÁSITO Y MAFIOSO DE LA ECUACIÓN, A LA DESALMADA DISQUERA Y SUS MENTIRAS CUBIERTAS. CON SUERTE PODREMOS HACER QUE UNA LUZ BRILLE EN ELLOS, Y QUE COMO UNA CUCARACHA, DESAPAREZCA.”
Raices musicales de Nine Inch Nails:
Melodía
Coros
Tradicionales esqueletos tipo las canciones populares de los Beatles.
Melodía
Coros
Tradicionales esqueletos tipo las canciones populares de los Beatles.
Pocos regresos en la música pop han sido tan bien establecidos y tan oportunos como el regreso de Trent Reznor en 2005. La alta marca de la banda había ido y venido años antes, con el sencillo “Closer” de su segundo álbum, The Downward Spiral, anunciando la altura del metal industrial – un matrimonio entre samplers, sequencers y riffs distorsionados de guitarra influenciados cualitativamente por Big Black y el cuerpo electrónico de Europe. El disco los transformó en una banda de culto, pero aparentemente, su éxito aturdió a Reznor, y el inmaculadamente producido, misteriosamente insular, The Fragile, tardó cinco años en aparecer.
Los últimos cuatro años, Trent Reznor ha logrado ser tan productivo como en los primeros quince años de la banda. NIN 2.0 consiste en Reznor abrazando las redes sociales y tomando control de su propio mercado –cambios que coincidieron con grandes cambios en la industria musical. Su último lanzamiento del 2008, The Slip (The Null Corporation), fue distribuido como descarga gratuita, y un juego de realidad alterna que envolvió el lanzamiento de su disco Year Zero, parte del cual involucraba “el filtro” estratégicos de unidades USB plantadas en modestas localizaciones.
A vísperas de comenzar un hiato en cuanto a giras, Twitter y posiblemente el apodo NIN en su totalidad, me reuní con Reznor tras escenarios en el Shoreline Ampitheater antes del último concierto en Bay Area (al menos por el futuro previsible). Después de conocer a su prometida, Mariqueen Maandig de la banda West Indian Girl de Los Ángeles, me senté con Reznor mientras discutíamos sobre los orígenes de su avatar en Twitter (tomado del antiguo juego de arcade Robotron: 2048), sus planes a futuro, el estado de sellos disqueros y porqué “Hacer mierda chévere” es un nuevo imperativo.
-Brandon Bussolini
1. MENTALIDAD DE COLECCIÓN
THE BELIEVER: En estos momentos, la gente habla menos acerca de los álbumes como declaraciones artísticas independientes que como publicidad para el show en vivo, donde la mayoría del dinero se hace. ¿A este punto es cierto esto en el caso de NIN?
TRENT REZNOR: Lo que pasó hace algunos años, ciertamente desde que nos desprendimos del sello disquero, es que he notado que la cantidad de tiempo que paso pensando sobre cosas que no serían consideradas la porción artística de lo que es ser un músico -el mercadeo, la presentación- cosas que, bajo la coraza del viejo sistema, cosas en las que no tenías que pensar porque igual no se te brindaba una opción al respecto, no tenías voz en cuanto a eso; tu trabajo era únicamente hacer música, trabajar del lado del arte, pelear con la disquera para que entendieran tu visión, ver lo que pasa. Mientras ese sistema comenzó a dejar de funcionar, y las compañías disqueras han colapsado, de verdad lo sientes como tu rol como músico hoy en día, quieras o no quieras aceptarlo tienes que pensarlo… Ahora cuentas con un poder con el que no contabas antiguamente. Ese es el poder de la distribución –todas las estrangulaciones que los sellos habían hecho- se fueron. Cualquiera puede ser el radiodifusor o el editor. Puedo crear la noticia desde lo que digo en Twitter en vez de ir con un publicista y rezar porque diga lo que dijiste de manera veras, sea lo que sea, y que no me muestre como un idiota. Ahora si pasas mucho tiempo como músico pensando en cómo te presentarás, por lo menos yo lo hago.
Crecí en la era del vinilo, había discos –obviando si la razón por la que salió es para enriquecer a la disquera- que veía como una forma de arte. Esos treinta o cuarentaicinco minutos de música, canciones que se relacionan una con otra –ese es el formato bajo el que trabaja Nine Inch Nails. Eso es lo que prefiero como artista. Como fanático de la música, nunca escucho discos de grandes éxitos. Nunca uso “reproducción aleatoria” (shuffle) en mi iPod. Me gusta escuchar las cosas de la manera en que se supone que debían escucharse. Eso me podrá volver un anticuado o lo que sea, pero como banda así es que pienso en ello. Olvidándonos del negocio por un momento, olvidándonos de vender discos y eso, pero como artistas, lo que he notado estos días es que digamos que pasas de seis meses a un par de años trabajando en un disco –esa obra maestra, esa hora de genialidad. El momento en que se filtra- el recibimiento del público es tan veloz que es reseñado, criticado, colocado en el mueble incluso antes de que haya estado disponible para comprar. Si tuviera un disco de 15 canciones listo para salir creo que terminaría separaría en cinco EPs de tres canciones que saldrían cada semana. Y así me brindaría más cantidades de interés. Porque tan pronto como tu disco se filtra es como que tus cartas están sobre la mesa y todo el mundo está esperando lo siguiente: la mentalidad de colección.
BLVR: Entonces el lanzamiento físico sería una colección de EPs en edición de lujo, algo como Ghosts I-IV.
TR: Como artista, quiero que sea escuchado por la mayor cantidad de gente posible. Ya no hay más radio. ¿Cómo haces que llegue a los demás? Vamos a quitarte todos los obstáculos para que oigas mi música, lo que usualmente significa que lo deje gratis y no tan complicado de conseguir, y animarte a compartirlo con la gente. También significa que es una pastillita amarga viniendo de una estructura de un contrato con un gran sello donde te pagan para que la gente te compre un pedazo de plástico. Si tu trabajo de repente te dice, “Oye, adivina, no queremos pagarte más, pero sigue haciéndolo…” Recuerdo hace diez años –o más de diez años- ir al dormitorio de una universidad y darme cuenta de que todo el mundo escuchaba música en sus computadoras. ¿Qué?, ¿Dónde estaba metido?, Tal vez debería darle a esa cosa llamada iPod una oportunidad.
BLVR: ¿Crees que estás nuevas responsabilidades te restan tiempo que invertirías en hacer música?
TR: He pensado en ello, y aceptaría que justo cuando nos fuimos de Interscope, hubo un tiempo en el que todo lo que hacía era pensar en ese rompecabezas –debe haber una solución a este acertijo. Me obsesioné con eso, pasé tiempo leyendo todo lo que podía en Internet: qué era este nuevo comienzo, un modelo de trabajo que tuviera sentido, porqué las disqueras apestan en esto y aquello, porqué esta banda la cagó. Cada minuto que invierto en resolver este problema, lo estoy dejando de invertir en una canción. El problema es que nadie más lo está averiguando –las disqueras no lo hacen, tampoco la mayoría de los managers, porque están tan atrapados en la vista de todos como cualquiera. Si haces algo que es remotamente indie o interesante o que está fuera de las listas de reproducción de KROQ, pero tampoco hay un lado positivo a darle los derechos a todo si estás en una disquera que en realidad tampoco sabe que hacer.
Te diré que se siente genial –y animaría a cualquier artista a que se esfuercen por alcanzar el día en que puedan lograr esto. Con el lanzamiento de los últimos discos, fue literalmente: terminado el viernes por la noche en el estudio, el sábado en la mañana lo llevas a mastering o a que o ecualicen para ponerlo en Internet el mismo día. Eso fue muy emocionante. O sea, puede no sonar emocionante para el que no es músico, pero usualmente hay un vacío de dos a ocho meses entre la última vez que lo escuchas y el día en que está en las tiendas. Algunas bandas jóvenes me han dicho, y me han criticado con toda la razón que lo que hice con Nine Inch Nails solo funciona para una banda como Nine Inch Nails, que ya tiene una fanaticada establecida y que ya aprovechó los beneficios de una disquera. Esa es una crítica válida porque regalar un disco siendo una banda desconocida no te hace ningún bien, porque nadie sabe quién eres y no harás dinero de conciertos en vivo porque nadie sabe quién eres.
BLVR: También has estado del otro lado en los ‘90s, manejando tu propio sello. ¿En qué se compara tu trabajo con NIN ahora en el que te ocupas de todo a tu trabajo en Nothing?
TR: Nothing Records fue un interesante pero fallido experimento, donde Interscope en aquella época tenía suficiente dinero como para lanzar para arriba. El éxito de ello fue encontrar a Mariln Manson, haberlos encontrados y también creo que tenerme de barrera les ayudó a hacer lo que quisieran, de manera que pudieran salir sin alteraciones, sin que los bajaran de tono.
En el caso de Manson,, tienes que ver el lado ególatra de lo que es en realidad. Tengo el sabor en la boca de ser el malo, de manejar la disquera y ser el culpable de todo lo que no salga bien y eso apesta. Se hizo lo que se hizo, para serte sincero, hasta nos volvimos algo flojos. No se trató del trabajo a tiempo completo que estaba pensando. Además, en esa época estaba siendo succionado por un mundo de adicciones. Así que duró lo que tenía que durar. Principalmente me enseñó en lo que no me gustaría involucrarme en un futuro. Si puedo crear una infraestructura que ayude a los músicos, entonces genial, y de hecho estoy trabajando en lograrlo.
Creo que la caída de los grandes sellos –de la mayoría en general- es la manera en que eligen gastar dinero y recuperarlo. La estafa que involucra a las disqueras es un completo robo –me das dinero para hacer un disco, tu ganas la mayor parte del botín. Cuando lo retribuya, ¿Aún serás el dueño?, ¿Cómo funciona eso? “Oh bueno, así es que funciona.” ¿Quién carajos dice que así es que debe funcionar? “Comenzando con Elvis Presley, así es que tiene que funcionar.”
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